Tradicionalmente, para muchas culturas dejar a los abuelos en residencias para la tercera edad era algo
impensable. Las familias cuidaban de los suyos y dejar esta tarea a profesionales estaba mal visto
por la sociedad. Sin embargo, esta mentalidad está cambiando, ya que la imagen de un lúgubre centro
donde los mayores deambulaban en sus últimos días se está borrando de nuestras cabezas. En la
actualidad, ingresar a nuestros mayores en una de estas residencias ya no significa que les estemos
fallando, sino que, si la elegimos con el esmero que se merece, tratamos de darles la mejor atención
posible.
Una partida de dominó después de cenar en la plaza del pueblo con los amigos, jugar a las cartas
tras una saludable comida, o mover las fichas en un tablero de parqués compitiendo con los nietos,
son algunas actividades que durante muchos años han entretenido a los más mayores. La
mayor parte de los juegos tradicionales ayudan a que el cerebro se mantenga activo durante más años
y más cuando se integra socialmente con otros abuelos.